Saturday, August 15, 2020

Diario de Laboratorio, dรญa 12

๐“๐จ๐œ๐š ๐œuatro ๐ฌ๐ฎ๐ฉ๐ž๐ซ๐Ÿ๐ข๐œ๐ข๐ž๐ฌ ๐ฌ๐ข๐ง ๐ฅ๐ž๐ฏ๐š๐ง๐ญ๐š๐ซ๐ญ๐ž ๐๐ž ๐ฅ๐š ๐ฌ๐ข๐ฅ๐ฅ๐š, ๐ฒ๐š ๐ฌ๐ž๐š ๐ž๐ฅ ๐œ๐จ๐ฆ๐ฉ๐ฎ๐ญ๐š๐๐จ๐ซ, ๐ฎ๐ง ๐œ๐ฎ๐š๐๐ž๐ซ๐ง๐จ, ๐ฎ๐ง๐š ๐ญ๐š๐ณ๐š, ๐ž๐ฅ ๐ฆ๐š๐ง๐ญ๐ž๐ฅ ๐๐ž ๐ฅ๐š ๐ฆ๐ž๐ฌ๐š, ๐ž๐ญ๐œ. ๐๐ฎ๐ฌ๐œ๐š ๐š๐๐ฃ๐ž๐ญ๐ข๐ฏ๐จ๐ฌ ๐ฉ๐š๐ซ๐š ๐๐ž๐ฌ๐œ๐ซ๐ข๐›๐ข๐ซ๐ฅ๐š๐ฌ.

Mis dedos la rozan apenas y es como si kilos y kilos de azรบcar disuelta hubiesen sido derramados sobre el piso hace aรฑos atrรกs, y ahora, con el paso del tiempo, se han solidificado hasta formar esta estructura granulada sobre la que escribo.

El estuche de los lentes tiene cierta particularidad. Nunca he visto un elefante ni mucho menos acariciado uno, pero tengo la certeza de que sus pieles deben sentirse asรญ. Un poco escamosa, como si una lija gigante se hubiese deslizado sobre sus cuerpos con cierta sutileza hasta eliminar por completo la primera capa, la mรกs humectada. 

Y el lomo del libro, sin duda, carece de singularidades al tocarlo. Mi dedo se desliza a lo largo y no percibe variaciones en su ruta. No hay espacios o partรญculas accidentadas, como si los รกtomos se hubiesen agrupado en perfecto orden, sin intentar diferenciarse los unos de los otros.

Tambiรฉn estรก el osito de plรกstico, que en realidad podrรญa adivinarse de piedra al tocarlo con los ojos cerrados. La realidad ambivalente de su materialidad estรก definida por su aspecto y no por lo que transmite al tacto. Su superficie se siente rรญgida y compacta, y al tocarla con suavidad agudizando mi piel, puedo percibir pequeรฑos vacรญos, como si acantilados microscรณpicos dividieran su extensiรณn.



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