Friday, June 09, 2006

Quiero ser depresivo.-


Cuando hablo de este tema, me dan ganas de volverlo tabú por su ridiculez, su grado de ridiculez. Pero en esta ocasión me referiré a él, porque -hasta cierto punto- hace mi vida más entretenida.

Sí, yo he salido de mi casa y conozco a los seres que habitan mi ciudad. Yo he tenido la mala suerte de encontrarme con verdaderos mimos caminando por el mundo. Yo he visto esos vestidos llenos de vuelitos, encajes, "tul", parches, y todo esto pintado de negro, que me han dejado con traumas de por vida. Yo he escuchado los pseudo-dramas de estos seres patéticos que tienen la osadía de poner un pie en la calle. Los observo con un poco de lástima y no puedo negar que me causan cierta pena. No puedo creer que haya gente que se invente problemas para que algún día sean depresivos (o al menos parezcan) y que se pasean por la vida con una expresión digna de teleserie Televisa (“El alma no tiene color”, “María la del barrio”, “Abigaíl”, entre otras). Es decir, está bien que existan modas y que la gente quiera estar en la cima de la originalidad (aunque en el fondo a nadie le resulte) y que deseen que todo el mundo les diga “oh, sí, eres tan genial”, pero hay límites y estos fueron cruzados. ¿Cómo es posible que los seres humanos sean capaces de inventarse enfermedades, problemas y dramas de segunda mano para así estar a la moda?.

Claro, yo tampoco puedo decir mucho sobre las modas, ya que más de alguna vez me he dirigido a un “mall” (mol*) y me he comprado camisas y pantalones que han estado en los últimos desfiles de Viena (eso lo acabo de inventar). Pero hay cosas que nadie debería hacer y que, a pesar de eso, he tenido que verlas. Los pseudo-gotikos que, por esas cosas de la vida, se les sube casualmente una manga, dejando ver horribles cortes que se hicieron mientras escuchaban Lacrimosa. Y para qué decir los geniales teatros que montan si les preguntas que les pasó. Y hay diferentes funciones y completamente gratis:

a) Te cuentan sus tristes vidas recién creadas para que sientas un poco de pena y comprendas las horribles situaciones por las que están pasando. Obvio, si sus padres se separaron hace ocho años y le comenzó a afectar inmensamente cuando se compraron una muñequera de cuero negro o un traje largo (negro, para variar). También te pueden contar como se desahogan escuchando temas de Nightwish mientras con un cuchillo mantequillero intentan cortarse las venas, pero no les resulta y ahora sólo desean morir para no alargar más sus vidas infames.

b) En el momento en que les preguntas, ocultan sus heridas tenebrosas y macabras (y de paso, también esconden los intentos de estigmas que se hicieron la semana pasada) y te dicen “no, nada, no me pasó nada”.

Esta gente me da como arcada a veces, pero también hacen más lúdica mi existencia en esta tierra. No tengo el Canal de las Estrellas para poder ver teleseries mexicanas o venezolanas, pero estos teatritos que montan me encantan y hasta podrían reemplazar a una historia de Thalia. Son fascinantes y me hace feliz escucharlos decir “es que tengo depresión”.

No critico a las modas y gustos personales, sólo critico a las personas que no tienen idea de nada y que , por ignorancia, le cuentan a todo el mundo sus vidas tristes dentro del monopolio que los convirtió en lo que son. De cualquier forma, no me gustaría que dejaran de existir, porque sus mentes vacías alimentan a la mía, que intenta llenarse.-