Sunday, November 12, 2006

A dos pasos de las guirnaldas.-


Le temo a estas fechas. Cayó noviembre sobre mi espalda arqueada y con lumbago, luego de sutiles caminatas por la ciudad de Santiago en un viaje rápido al cumpleaños de una amiga. Y como me envolvieron las bufandas y paraguas hace unos meses, ahora me envuelve ese olor navideño tan característico de las fechas; una mezcla rara entre papel vinílico y árboles de pascua artificiales/inflamables del persa. No es que me desesperen estos meses finales, sólo me vuelven un poco loco. Es que no es fácil estar metido entre pruebas finales, festivales de la canción, preparativos de gira de estudio y, claro, sobrevivir a todo esto con tres mil pesos a la semana.

Ando arrastrando fe como enormes velos nacientes de mi cabeza, creyendo que a final de año me van a decir “te dio promedio seis final”. Me imagino recordando el día en que me habrían dicho que me fue muy bien en tercero medio y que yo, en un arrebato, me puse a llorar e invité a mis amigas a tomar helado a algún local de mala muerte. Así es la vida, puras ilusiones que quedan botadas en basurales quemados por el sol primaveral. No, no vayan a creer que estoy triste, pero estas fechas son así, tiempos de hacer recopilaciones de recuerdos, un ramillete de nomeolvides, de crear un cede con todas las canciones que marcaron las noches cebollentas del año.

Quiero que sea quince de diciembre para hacer como que guardo mi ropa de invierno (pero no, porque no tengo tanta ropa como para darme esos lujos), para decirle a mi mamá que me dio promedio cuatro en matemáticas, para dejar de tomar pastillas para la concentración y para dormir bien (todo natural), para salir de mi casa sin pensar en el libro de mierda de la historia de Chile que escribió alguna momia millonaria.

Con toda sinceridad, no creo que actualice mi blog hasta haber salido de clases, ando poco inspirado, desganado y con ganas de acostarme a ver musicales antiguos y comerciales chocantes de la Teletón. Ahora viene lo más difícil, cuando me meten pruebas finales hasta por las orejas, esas semanas complicadas en las que hago pataletas sobreactuadas y barrocas para sentirme como de teleserie. Quiero que mi blog se vea bien, ordenado, actualizado, y me alegra saber que para eso no queda tanto.