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Los ladridos agudos del perro de vecina.
Aves que intenta recibir algo de sol en dรญas cada vez mรกs cortos.
Motores de autos, muchos, que atraviesan la avenida principal a toda velocidad como si no hubiese cuarentena.
El sonido intermitente de una soldadora elรฉctrica.
A lo lejos, el mar, aunque no estoy seguro. ¿Podrรญa ser que los rugidos de las olas estรฉn constantemente sonando en las cabezas de quienes nacimos cerca del ocรฉano aunque el mar no estรฉ ahรญ?
La voz de un niรฑo que protesta. Es el hijo pequeรฑo de la vecina en plena edad de pataletas. Es terrible escucharlo gritar.
Mi rodilla rozando la madera del escritorio frente al que estoy sentado. Es un sonido de fricciรณn que no se detiene a causa de mi ansiedad. Siempre ha estado ahรญ, pero es como si no existiera. Son los susurros de la costumbre.
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