Tuesday, March 17, 2020

Pandemia

Supongo que pensábamos lo mismo, o al menos eso es lo que me gusta creer. El mundo se estaba acabando y no nos importaba, quizás porque Chile había dejado de importarnos hace rato. No sé de dónde saliste ni entiendo las razones que nos llevaron a reunirnos de esa forma aparentemente casual. Una serie de casualidades en circunstancias inesperadas. Me excitaba la idea de no conocerte y que fuésemos testigos del fin del mundo. La gente en la ciudad arrasando con supermercados y nosotros allá arriba, drogados con besos húmedos y sexo perverso y una complicidad media adolescente, sin siquiera haber almorzado. La sombra del caos a lo lejos, un manto azabache, y la luz que irradiábamos esa tarde de verano. Creí estar enfermo, que era un sociópata, que esa erección en mis pantalones no podía ser otra cosa más que trastorno mental. Ya nada importaba. Me dejé arrastrar por un placer catastrófico. La idea del final dolía de la forma más exquisita que hubiese imaginado. Tan dulce como el corazón de una sandía. Te reías entre los besos y mordiscos y embestidas. Carcajadas mutando en gemidos, igual que un virus, pensé. Nada sería igual, porque no habría nada más. Era nuestra cápsula de tiempo levitando sobre Santiago. Sería tal vez mi última vivencia y mi último recuerdo. El recuerdo más breve y absurdo. La última luz antes de la oscuridad.-

No comments: