Monday, January 13, 2020

Tempestades


A mis amigos, Anita y Álvaro.


Creemos poder delimitarlo para mantener su fuerza y su naturaleza bajo control, como una represa a las aguas. A veces lo compactamos hasta sentir que cabría en una caja de bombones, negando su carácter indómito. Olvidamos que, como cataclismos y tempestades, su poder es incontenible y que no hay escala alguna que pueda medirlo. Un poder que transforma nuestros destinos. Es abstracto y tan complejo que no encuentra su lugar en museos o laboratorios. Un concepto que suena sencillo, un puñado de letras que no da abasto a su significado universal. Quizás por eso nos esforzamos en definirlo, darle cualidades absurdas, condiciones y barreras, géneros y colores y etiquetas y religiones y tiempos y espacios. ¿Le tememos a su inmensidad? ¿Es esa infinidad acaso tan vertiginosa que no somos capaces de enfrentarla en su forma más pura y verdadera? 

No hay edad ni lugar para un sentir tan vasto e infinito. Paraliza, nos confunde, nos azota. Es huracán, maremoto, diluvio y tornado. Muchas veces nos cerramos sobre nosotros mismos. Tomamos resguardos. Evitamos. Ingenuos evitamos lo inevitable.

Amor. Como desastres naturales, cambia nuestra topografía, hace de nosotros cordilleras y océanos. Accidentes que mezclan nuestros continentes lejanos y los hacen una misma tierra. Llega impredecible y entonces sólo queda entregarse. Porque hay un momento en la vida de todos nosotros en que, en medio del terremoto, nos entregamos al destino. Así es el amor. Entregarse, hacer de nuestras tierras arcilla para moldear esa nueva geografía. Abrazar la energía inagotable sacudiendo nuestras placas tectónicas. En el epicentro esperar, catalejo en mano, para ir a conquistar esas nuevas tierras que a lo lejos, con sus montañas magníficas, celebran el nuevo futuro.-

No comments: