Thursday, October 04, 2007

El Cineasta (por un crítico de cine).-


Imagino de quien hablas. Sí, lo conozco muy bien. Fuimos muy amigos en esa edad en la que todo ser animado que te habla obtiene el título de amigo. Me parecía extraña su forma de ser y la música que escuchaba. Bueno, eso da lo mismo, tú sabes que yo he sido siempre muy tolerante, pero en verdad su forma de ser a veces me asustaba. Era medio bipolar, cambiante, esa onda. Escúchame pues, después buscas las llaves. No seas así, si casi nunca tenemos tiempo para conversar. Como te iba diciendo, nunca he dejado de pensar que él tenía algún tipo de problema mental o no sé. Es que ¿sabes?, habían razones para pensarlo. Recuerdo que un día llegó al colegio muy tarde, como un zombie, con los ojos desorbitados y la cabeza rapada, pero con sectores en los que le había quedado algo de pelo. En verdad la escena fue macabra, cinematográfica total. Mis compañeros de curso se miraban entre ellos con los rostros desfigurados. Tan exagerados los tipos en todo caso. Después de eso se empezó a volver medio autista y su vida social se limitó sólo a hablar con su perro. En el colegio andaba solo todo el día y moría escuchando personal stereo. No fue a la licenciatura de cuarto medio y tampoco se apareció en la fiesta de despedida. De hecho, creo que ni siquiera se presentó a dar la Prueba de Aptitud Académica. Se lo tragó la tierra y no se supo más de su existencia, aunque en verdad a nadie le importaba demasiado. Mis compañeros eran todos unos banales de la high society; ¿tú crees que les iba a importar lo que pasara con él?. No estaban ni ahí. Cuando entré a la universidad me alejé de toda esa escoria adolescente y empecé a vivir de verdad. Hace mucho tiempo había cortado relaciones con este gallo. Igual me daba lata, porque conmigo nunca se portó mal, sólo era un poco inexpresivo. Qué se puede esperar de una persona que vive drogada y bajo los efectos de esos fármacos malditos. Cuando iba como en cuarto semestre me llegó una carta y era de él. Me contaba que se había ido a vivir a Nueva York y que estaba estudiando en una escuela de cine de renombre mundial, llena de gente under y profesores locos. Me alegré por él. En verdad eso de ser cineasta calzaba bastante con su personalidad, porque como cualquier otra cosa no llegaba a ninguna parte. Pasaron años, hartos años y comenzaron los noventa. Me olvidé de la existencia de este fulano. Entré a trabajar a un diario de lo peor en donde me pagaban algunos pesos por escribir comentarios de cine; tú sabes, eso de calificar con estrellitas a la industria hollywoodense. No era tan malo poder entrar al cine a ver todas las películas y con popcorn incluido. Este asuntito de ser crítico de cine conllevó muchas veces en tener que estar metido en eventos rascas de la farándula criolla. Muchas veces me tocó ver a esas actrices tan reconocidas y recatadas montando escenitas patéticas encima de las mesas debido a los litros y litros de alcohol que habían consumido sutilmente. Era gracioso ver tanta decadencia. Y fue en uno de esos eventos en donde me encontré a mi antiguo y freak amigo. Estaba en Chile de vacaciones y lo habían invitado al evento sólo por haber participado en el ensamble de una película gringa. Andaba con un sombrero celeste de pésimo gusto, unos pantalones rotos por todas partes y una camisa negra llena de vuelitos, cintas y géneros barrocos. Sociable total el gallo, comentando por aquí y por allá de su “nueva película”. En verdad era otra persona. De pronto se apagaron las luces y en una pantalla gigante comenzaron a mostrar escenas de su película artística de cuarta. Muchas imágenes de cerdos con vestido de novia, acuarios con gatos dentro y personas caminando al revés pasaban rápidamente. Cuando terminó, todos aplaudían como si se tratará de la última joya del séptimo arte. Yo pensaba que era la última creación de algún cocainómano crónico. No sé qué fue de él después de esa noche, aunque ahora que me acuerdo, hace un mes me tocó ir al cine al preestreno de su primera película traída directamente desde “Gringolandia”. Excelente actores para un filme tan malo. Una bazofia su creación pseudo vanguardista. Igual me sentí bien por él. Cumplió sus sueños sin tener que cambiar su forma de ser. Su película fue muy mal criticada en Europa y América, pero de todas formas el gallo se hizo conocido por su estilo y sus voladas raras. Llegó más lejos que todos los arribistas que tuvimos como compañeros en el colegio. Bien por él.-

2 comments:

Alegría said...

La Claudia esta estudiando cine, pero no es excentrica... sera que no tiene pasta??? quien sabe... en vola la contagian.
Siempre me he imaginado a sus companheros como describes en tu entrada.
Yo tengo un ex companhero que es su companhero ahora. Ese es raro... siempre me dio miedo, pero creo que ahora esta un poco mas normal.
Ale.-

fubelt said...

Buenos relatos.
Llegué casi escarbando buenos textos por blogs diversos.

Te has anotado un lector.
(me gusta el límite entre lo aparentemnte coherente de lo incoherente).