Thursday, December 21, 2006

Podría ser más simple.-


¿Qué podría ser un día cualquiera para mí?. No precisamente acostarme a oír programas radiales de la Patty Maldonado y la Raquel Argandoña. Podría ser fuera o dentro de casa, dependiendo el clima que haya, y claro, también de las personas que levanten el auricular de su teléfono y me digan “¿qué vai a hacer hoy?”.

Pienso que -de vez en cuando- es rico quedarse metido en la casa tomando café y viendo alguna película pirata o Sábado Gigante, mientras pienso en cuántos pelos hay en mi cabeza. No soy mucho de quedarme encerrado y sin fumar, pero están esos días para reflexionar y deprimirse comiendo como vaca. Lo más gracioso es que, a veces, deprimirse enclaustrado y devorando todo lo que pillo a mi paso me resulta bastante entretenido y productivo. Se disfruta en invierno ver a través de la ventana como la neblina consume todo y la luna comienza a bajar tipo cinco de la tarde. Y también eso de ducharse y ponerse ropa linda, para terminar deseando que nadie llame por teléfono para hacer una invitación (a las que casi nunca puedo decir que no), porque prefiero meterme en la cama con cincuenta kilos de frazadas y otros cincuenta de grasa interna. También están las bandas sonoras de películas, que deprimen más que un capítulo de Abigaíl o Esmeralda.

Es extraño, pero a veces me siento un Amelie cualquiera, aunque ni tanto. Eso de las “mañas” me resulta tan fascinante y llamativo. Perder el tiempo en prepararme para hacer algo que -finalmente- nunca haré, puede ser realmente un panorama. Ahí está el punto, en lo sencillo que podría resultar la vida en ocasiones. Uno busca la felicidad en esas cosas que brillan y que cuestan más de mil pesos, y que terminan botadas en el patio de atrás. No soy quien para mandarme un discurso de lo genial que puede resultar la vida con cosas pequeñas, porque siempre he sido bien materialista-consumista, pero creo que en algunos momentos no está de más darse un gusto con las huevadas más sencillas que están frente a nosotros. No nos va a cambiar el mundo mirar la lluvia mientras tomamos café Líder o hacemos cisnes de algodón, pero sí implica un momento diferente, entretenido y económico.

Siendo bien sincero, jamás dejaría las cosas materiales de lado para ir a vivir al bosque, mientras cazo moscas y me peino la barba de tres metros, pero como escribí recién, los lujos no siempre van en lo material.

Es un hecho, no sé bien cual es el objetivo de este escrito, que es más típico que zapatilla Converse; yo lo llamaría una reflexión repetida, pero real.

3 comments:

Anonymous said...

...para mi desde un par de años un día cualquiera es un almuerzo con mis amigos y por la tarde algun apunte o código al que "hacerle el quite" y es lo que generalmente hago, web-ando ... o leyendo algun texto de mi -a estas alturas- abuelo intelectual, el querido Niklas Luhmann... y algunos carretes en el dpto... aunque extraño mis días-tardes cualquiera de colegio en que llegaba y oía musica que me transformaba en una maestra de la autoflajelación, y despues tomaba mis oleos o acuarelas y pintaba... fin de semana relajo y salidas... en fin distintos dias corrientes de una misma vida, que a veces parece no ser de la misma persona. Un saludo y me ha gustado tu blog.


www.mceschereimer.blogspot.com

Anonymous said...

más que real.. yo amo quedarme sentada en la cama durmiendo, en vez de levantarme xD .. es rico.. o cuando te quedas apunto de prender la tele y te da flojera y te quedas ahí.. o lo típico; reventar los globitos de las bolsitas anti-golpes. jajajaja, las cosas pequeñas de la vida. también me gusta comer como vaca a veces xD ya ves el porqué de mi estado morbido jajaja

ya besitos Íviño urrutia jajaja

:*

Anonymous said...

No sé por qué. Serán las vacaciones quizás, o la sobrecarga electromagnética tras estar 12 pegado a esta pantalla que ya no soporto. Posiblimente después de escribir esto me vaya a acostar, sólo para adherir nuevamente mi mirada -ojos chicos de tan rojos- en la tele. Como sea, no sé por qué, pero lo vi en tu nick, y terminé posteando -"postiando" como he escuchado por ahí- en tu blog tras leerlo. Y me sentí extrañamente identificado con algunas de las cosas que aquí planteas. Tal vez somos diametralmente diferentes (igual A VECES soy más materialista) pero sí, me gustan las cosas simples de la vida, y aunque, como dices suena un discurso repetido, aprovecho este espacio como una cálida sala de conversación -así como esos "ridículos" grupos de terapia, como en la película Locos de Ira- para confesar las cosas simples. Sí, no puedo negarlo, me encanta jugar con el borde de los papeles de esos de las impresoras antiguas. Creo que se llaman "papel continuo". Me gusta ver la tele -apagada, prendida, con o sin volumen- y hasta fingir que la veo para convencerme de que hago algo. Me gusta comer como vaca, tal vez porque tengo una dieta parecida a la de las vacas. Me gusta escribir y postear en diversos blogs. Y sí, al igual que a TODO EL MUNDO, también me gusta el pan con ketchup.