Tuesday, July 30, 2013

Patria nueva

Soy un hombre de pie. Soy el mismo hombre que hace unos años estuvo tan cerca de emprender el vuelo más alto y vertiginoso de su vida, pero que cayó estrepitosamente por cuestiones del destino. Soy ahora un hombre capaz de enfrentar a sus fantasmas y de volver a creer en sí mismo. Soy el mismo de antes, con las mismas ideas y sueños pendientes a un paso de cumplirse.


Descubrí que soy el mismo hombre convencido de estar en un lugar que no le corresponde. Y doy firmado en este instante que no me detendré hasta encontrar mi lugar en el mundo, aunque tuviese que construir uno  en el cual pueda sentirme pleno y feliz.-

Thursday, July 25, 2013

Pueblito

Fue un verano bien caluroso. Hubo muchas de esas tardes con nubes de polvo elevándose por los aires, pegándose en nuestros cuerpos jóvenes, casi adolescentes. Y andábamos así, sucios y transpirados, recorriendo las calles de esa pequeña comunidad nortina con olor a mar. Éramos tú y yo cuerpos hermosos, aletargados por las altas temperaturas y el buen sexo propio de una relación que recién comienza. Los dos caminando, capturando la atención de las mujeres en el centro, sin que supieran lo bien que nos la pasábamos en las camas de cada una de las hostales por las que pasamos. Lejos de casa, una pareja de enamorados que no lucía como tal, que se ocultaba en la masculinidad de sus facciones, barbas y ademanes. Contigo me sentía caminando junto al mejor amigo, ese compadre con el que un buen macho se toma sus chelas en un antro de mal morir mientras comentan sobre las ricas tetas de la mesera, que igual debe ser harto puta. Estoy seguro de que esa imagen errónea proyectábamos: una imagen opuesta a la fotografía que configurábamos cuando se terminaba el carrete y el alcohol corría furioso a través de nuestras venas, llevándonos a fundir nuestros cuerpos, a ser uno solo.

Así fue cada día de ese febrero, que sigue vivo en mis recuerdos / Días de complicidad, de despertar antes del mediodía y salir a las calles a ver si conseguíamos algunas monedas extra para comprar cigarrillos y cerveza / Una complicidad eterna en nuestras miradas / Tu expresión de deseo que podía percibir desde una esquina a otra mientras pedíamos limosna a los transeúntes / El sol quemando las cabezas y tus piernas doradas moviéndose con habilidad al atravesar las calles en medio de tu espectáculo teatral / Disfruté cada momento viéndote sentado desde las veredas,  orgulloso de tus grandes habilidades artísticas, deseando en secreto la pronta llegada de la noche para tenerte en alguna cama otra vez y sólo para mí / Horas observándote para concluir nuevamente que mi amor por ti era ilimitado / Los minutos pasaban rápido / Los minutos / Los minutos eran música / Esa música que recolecté para nosotros pensando en cómo sonaríamos si ambos fuéramos melodías.

Playa, largas tardes de juegos en el mar y toqueteos descarados bajos las claras aguas que nos rodeaban. Creamos un lenguaje único con la espuma del mar y los besos con sabor a sal que te daba cada tarde. Ambos manejábamos esos códigos secretos y esculpíamos en el líquido efímeros mensajes sobre nuestras vidas. Una rutina inconscientemente obligatoria que continuaba con tu mano agarrando fuerte la mía y ellos mirándonos desde la playa, burlones y jocosos y yo sin miedo y tú reías y me besabas de nuevo mientras intentaba sacudir la pequeña toalla que compartimos cada día. Olor a protector solar mezclado con el tuyo a tabaco y cerveza caliente. El sol se posaba sobre el océano y nos mirábamos por debajo de nuestros brazos, tumbados en la arena, a veces excitados, a veces tiernos, a veces todo y a veces nada. Y justo en ese momento cuando el último rayito de sol iniciaba su melancólica despedida, me mirabas directo a los ojos y decías que me amabas como nunca lo habías hecho, que yo era todo para ti, que te quedarías toda la vida así, viviendo de esa rutina alimentada por el amor y la pasión. Sellabas la sentencia con un largo beso y luego tocabas muchas horas tu guitarra, desconectándote por completo del mundo. 

Silencio. Sólo el mar. La Guitarra y mi canción. Tu canción. ¿Y si nos quedamos así para siempre? Mirabas el horizonte y tocabas esa canción una y otra vez. Te amo, te dije. Y estabas lejos otra vez, pero no me importaba. Quiero esto para mí, tú eres para mí, tú eres mío. Temo que se acabé, pensé, pensaba. Todo acaba y ojalá no tuviera que ser así con esto. Ojalá se repitiera para siempre el mismo día, el mismo aroma, la misma arena suspendida en el aire, los mismos cuerpos cómplices. Nada me interesa más que este momento.

Un día desperté en una cama que sí conocía y sin nadie a mi lado. En ese momento comprendí lo duro que a veces es el amor.-